
A esas sensaciones de “nervios en el estómago” o de sentir en las vísceras punzadas de angustia o de cualquier otra emoción como las mariposas revoloteando, son consecuencia de la existencia de lo que los especialistas llaman un “segundo cerebro” en nuestro organismo.
El periodista de la BBC Michael Mosely, famoso por la serie "Al interior del cuerpo humano", participó en un experimento como parte de una exposición en el Museo de Ciencias de Londres. Mosely se tragó un cámara del tamaño de una píldora y pudo ver qué ocurría en su estómago. Lo primero que se encontró fue su desayuno, que estaba convirtiéndose en sustancia digerible mediante constantes movimientos y reacciones químicas. Después un médico le fue explicando qué tipo de tejido correspondía a lo que veía en pantalla.
Moseley quedó atónito al descubrir que hay más de 100 millones de células nerviosas en el estómago, tantas como habría en el cerebro de un gato, de ahí que los científicos llamen a este órgano "el pequeño cerebro", y se trata de una red neuronal que corre por todo el tracto digestivo. El pequeño cerebro no elabora pensamientos, sin embargo, su actividad es compleja e intensa en lo que se refiere a la labor esencial de la digestión; parece fácil, pero es como un laboratorio químico donde se mezclan, comprimen y se extraen los nutrientes y las vitaminas necesarias con increíble precisión. Todas esas neuronas están en contacto cercano con el cerebro del cráneo a través del nervio vago, que usualmente influye en nuestro estado emocional.
Otra conexión entre el cerebro y el estómago que conviene tener en cuenta y un tanto curiosa es que, según publicaba hace poco la revista Science, mostramos un comportamiento más agresivo cuando tenemos el estómago vacío. Una de las razones es que la dieta es la principal fuente de triptófano, un aminoácido necesario para que el cuerpo produzca uno de los neurotransmisores que controlan las emociones a nivel cerebral, la serotonina. Y, por lo tanto, el triptófano y la serotonina disminuyen cuando no se come, incrementando la agresividad, pero eso ya sera en otro Post en el que veremos como controla nuestro organismo la sensación del hambre
En fin, que aunque no podamos cambiar sobre todo esos factores externos emocionales como el estrés que son mas perjudiciales para nuestros dos cerebros, sí podemos cuidar nuestros intestinos comiendo bien y sano, porque también habréis oído mas de una vez que de "De grandes cenas están las sepulturas llenas" así que evitar atracones en exceso sobre todo por la noche ☺
Fuentes: recopilación de varias fuente
entre ellas Science, wikipedia, yahoo y muyinteresante
comentarios: Los mios

Gracias y buenísimo como siempre Jesús. Ana B.
ResponderEliminarGracias a ti Ana saluditos :)
Eliminar